Proveedores para la cena de ensayo cerca de mí

La última comida antes de que la pareja se dé oficialmente el “sí, quiero” suele ser un encuentro más relajado e íntimo. Pero eso no significa que tu cena de ensayo deba impresionar menos que la boda, ni que los proveedores deban ser menos profesionales. Si eliges un buen catering y un entorno elegante, te asegurarás de que la cena de ensayo sea casi tan especial como el gran día.

La cena de ensayo suele ser uno de los momentos más agradables del fin de semana de boda, tanto para los invitados implicados como para la pareja. Marca el inicio de todo, el pistoletazo de salida del conjunto de celebraciones. Y alrededor de la mesa se sientan, sobre todo, los grandes protagonistas.

Salvo algún invitado que venga de fuera y haya tenido que llegar antes, la cena de ensayo reúne únicamente a la familia cercana y a los amigos que participan directamente en la boda. Por eso la velada se vive de una forma mucho más distendida que los eventos que vendrán después.

La cena suele celebrarse después del ensayo general de la ceremonia. Durante el día, los participantes apenas tienen ocasión de ponerse al día o charlar con calma, pero esta celebración privada, ya por la noche, les brinda ese momento.

Tradicionalmente, la cena de ensayo la organizaban y pagaban los padres del novio, ya que, también de forma tradicional, eran los padres de la novia quienes asumían los gastos de la boda. Por supuesto, esto puede no encajar en absoluto con la realidad de tu familia o de tu relación. Hoy en día, quien ejerce de anfitrión depende simplemente de quién quiera asumir ese papel. En la mayoría de los casos, es la propia pareja quien se encarga de todos los detalles y de la cuenta final.

El lugar donde celebréis la cena de ensayo dependerá del tamaño del grupo y del ambiente que queráis para la noche. Si sois un grupo reducido, con solo unos pocos familiares y amigos, el reservado de un restaurante será perfecto, o quizá un pequeño salón privado en vuestro hotel. Para grupos más grandes, podéis plantearos un espacio de eventos más tradicional o incluso un lugar de celebración de bodas.

Cualquier espacio puede transformarse con algunos detalles de decoración bien pensados y unos arreglos florales. Podéis trabajar con los mismos proveedores de la boda o buscar otros equipos con talento que os ayuden a crear una estética que os represente a vosotros y a vuestras familias, quizá conectando con el estilo de vuestra boda. Coordinar las flores suele ser la forma más sencilla de conseguirlo. Incluso podríais reutilizar las mismas si no son frescas, presentándolas de otra manera.

Si queréis aprovechar al máximo el trabajo de vuestra papelería, podéis enviar invitaciones en papel para la cena de ensayo. Sin embargo, la mayoría de las parejas opta simplemente por llamar o escribir a sus invitados para comunicarles los detalles del encuentro. Sea cual sea el formato de la invitación, más formal o más informal, aseguraos de que todos confirmen su asistencia: no solo se les echará de menos, sino que además tendréis que pagar igualmente por su sitio vacío.

Una buena forma de imaginar la cena de ensayo es verla como una pequeña recepción de boda, pero con libertad para ser más creativos y personales. Estáis rodeados únicamente de las personas más importantes para vosotros, así que es el momento ideal para ponerse un poco sentimentales y añadir muchos detalles con significado.

Podéis dar rienda suelta a la imaginación con los nombres de las mesas, bautizar cócteles con el nombre de las mascotas de la familia y servir platos que tengan un valor especial para todos. Cuidar estos detalles tan bonitos hará que el conjunto del evento resulte mucho más memorable y único para vuestras familias.

Al diseñar el plano de mesas, intentad crear una dinámica que facilite la conversación entre todos los miembros de la familia. Dar la oportunidad a ambos lados de la familia de conocerse mejor durante la cena de ensayo hará que las interacciones del día siguiente fluyan con mucha más naturalidad y que el ambiente general sea de confianza y comodidad.

Después de unas copas de vino y una buena charla, es fácil dejarse llevar y alargar la fiesta hasta tarde. Pero recordad que esto solo es el ensayo: el gran día es mañana. Y lo último que queréis es estar cansados o con resaca en una jornada que lleváis tanto tiempo organizando al detalle. Mejor mantened la cena relativamente breve y reservad las grandes energías para la celebración del día siguiente.